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¿Espiritualidad? Ah si…

¿Sabías que cuando miramos el cielo en la noche, todo cuanto ves a simple vista, es el brazo de la Via Láctea donde habitamos, más alguna galaxia más? Eso quiere decir que desde nuestra infinita «pequeñez» biológica, percibimos una parte de la inmensidad que es la Vida. ¿Te has parado a observar esa inmensidad? Esos centenares y miles de cuerpos celestes cohabitando entre sí, conmigo y contigo incluidas, con la araña del patio que se esconde de la lluvia, con la flor del jardín y el roble del bosque.

Cuando eso ocurre, me relajo sin más y sonrío. No puedo dejar de percibir una Paz que va más allá de las palabras pero que es sentida por algo que me habita dentro y fuera, que lo ocupa todo como un Todo en un Nada. Y casi sin respirar, me asombro. Quizás asombrar no sea la palabra adecuada, pero cuál es la que encaja cuando no hay palabras sólo Presencia.

Sí, sólo Presencia sin palabras ni pensamientos. Sólo Presencia ante la perfecta fractalidad de la Vida, patrones eternos que se repiten sin fin, como una hormiga o un insecto que al mirarnos vea nuestros campos bio-magnéticos, nuestras redes neuronales conectando y desconectando, entrelazándose entre sí en una danza infinita de la que tan sólo percibimos lo suficiente para recordar que somos seres cósmicos, más allá de la individualidad.

Somos seres biológicos, psicológicos, sociales y cósmicos, y añado cósmicos más que espirituales porque debemos nombrar el Cosmos para que se nos haga presente en nuestro cotidiano y nos recuerde que desde tiempos remotos las culturas originarias de la Tierra estaban aquí mismo, con nosotros, mirando el Cosmos en su transformación permanente.

Hablamos de espiritualidad y hacemos referencia al espíritu, a la esencia que somos. A través de la meditación podemos alcanzar estados de percepción que nos permitan vivenciar la eternidad del Ser, pero… sólo mirando el firmamento en la noche, puedes percibir al Gran Espíritu que todo habita, también aquí en nuestra «pequeñez e insignificancia» fractalidad.

Nuestros ancestros, las culturas originarias y los pueblos indígenas, les bastaba con tenderse en el pasto y mirar: la Naturaleza en la Tierra y la Luz en el Cielo. ¿cuántas meditaciones necesitaras para sentirte espíritu? ¿Cuántas prácticas deberás realizar para sentir el Ser Cósmico que ya eres?.

Me pregunto si la espiritualidad es algo que también hemos inventado para explicar aquello que es obvio, que siempre ha sido, es y será a pesar de nuestro olvido, de nuestros enganches emocionales, de las vivencias limitantes a las que nos aferramos aún. La observación de la Naturaleza proporciona estados de éxtasis y de consciencia amplificada, sólo estando Presentes, Aquí-Ahora, en el tiempo eterno de Aión.

Todo cuanto nos rodea nos habla del Ser, representado fractalmente en cada ser viviente, sea cual sea su tamaño, condición, raza, … Nada hay en el Uni-verso que esté separado; eso sólo existe en nuestra mente menor identificada en aquello que cree ver y sentir porque no nos han enseñado a vivir siendo.

EL mundo se ha parado decimos estos días, pero no: es el ser humano que ha dejado de intoxicar su entorno y la Naturaleza rebrota, los animales ocupan espacios antes vetados sólo para humanos, los pájaros cantan con más confiados, la primavera sigue su esplendor, pero este año aún más, pues ha dejado de luchar contra la locura humana.

El cautiverio nos pide reencontrarnos con uno mismo, con nuestro mundo, con nuestras relaciones, con nuestra visión, y algunos nos sentimos afortunados, otros desdichados. En estos días la lucha ya no es la que está fuera, ahora la lucha está en el interior de aquellas personas que prefieren repetir el viejo paradigma que dice que sólo luchando venceremos, pero yo te repito las palabras de los sabios que dicen: No eres un ser viviendo la vida, Eres la Vida.

La mirada que la Vida nos invita a ver, puedes encontrarla en el Cielo que, a pesar de que lo hayas olvidado y no recuerdes cómo mirarlo, siempre está allí. Las nubes pasarán, las tormentas pasarán, pero Tú igual que el Cielo, permanece. No necesitas ser espiritual. Sé Aquello que permanece, dentro y fuera, pues nada existe ni fuera ni dentro. Todo Es. Antes que Uno es Cero: espiral eterna.

Dedicado a todas las personas que aún olvidamos y aún recordamos.

Gratitud.

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